Todos se han perdido.
Todos se han perdido. En el mar o de las esperanzas, o quizás todo lo contrario, en la desesperanza. El punto es que no queda ninguno que sea mínimamente racional, que sea mínimamente objetivo. Los hay, claro, pero no dejan de poner sus sentimientos en las cosas, aunque digan datos objetivos. Y, ¿a quién engaño? Todas las personas, desde el inicio de la civilización, han actuado por conveniencia. Quizás la tradición de la mentira de haya profesionalizado con el paso del tiempo y el nacimiento de un lenguaje escrito más extenso, o de una capacidad de relatos más larga.
Con la capacidad de documentar y almacenar tantas cosas, hay tanto que nadie sabe si realmente es cierto, o es fruto de la fantasía. Y no puedo hablar específicamente de algo, porque no hay algo en específico, es solamente la tradición de casi todas las civilizaciones.
Desde Homero, en Grecia, hasta Borges en Argentina. Todos han fantaseado. Todos han inventado, ¿y quién sabe con qué nivel de certitud? Ciertamente Borges solía ser más maduro, y Homero más imaginativo, o solamente replicaba la imaginatividad de quienes se encontraban a su alrededor, sus allegados, con quienes compartía. Pero ninguno de los dos dejaba de fantasear.
Incluso yo estoy fantaseando, que no me exime de criticarlos a todos, criticándome a mí al mismo tiempo.
Nadie deja de mostrar máscaras, dicen, pero incluso los que dicen eso llevan una máscara, quiéranlo o no. Jamás se permitirán humillarse al frente de todo el mundo. Todos siempre hemos sido tan miserables, tan incapaces, tan temporales, tan poco evaluables para la gran inmensidad de todo lo que realmente hay. Llamamos mundano a lo que es mundano, proviniendo de un lexema relativo a mundo. Nos damos cuenta que nosotros mismos enfermamos de ser vencibles, miserables, mortales. De ser tan impulsivos, y de ser tan puerilmente manipulables.
Ni Dios ni Alá los salvará de estar fantaseando. Pueden hablar de coincidencias como milagros, incluyéndome, o decir que nadie reza sino estando en llamas o en apuros. Pueden hablar de bendiciones, y de que sus oraciones de cumplieron solamente porque, inconscientemente, tuvieron en cuenta algoritmos armoniosos que, eventualmente, se cumplirían. Objetivamente, ninguna religión tiene validez, pero eso es tan triste para la miserabilidad del hombre, que lo mejor es el eufemismo de "respetar todas las religiones". Y a quién de engaña, todos son débiles, necesitan la imagen de un padre, que sea castigador tanto como redentor. Que les muestre un rayo de esperanza, aunque la esperanza sea el peor de los males.
Yo soy como todos los mortales, no me engaño yo tampoco. Hablo desde una postura que intenta revelar la verdad, pero para ser franco, la verdad tiene tan poca pinta de llegar a ojos y lengua de un hombre, que tratar de buscarla llega a ser en vano. Todo lo que hemos descubierto es para nuestra conveniencia, y lo que no lo sea, eventualmente lo será. Estaré sesgado, muy probablemente, pero todos siempre han actuado por egoísmo, y siempre será así. Todos siempre han hablado a su favor, y aunque no sean todos hipócritas, todos tienen un potencial mayor o menor, entre sí, de serlo. La naturaleza del hombre es egoísta, no mala ni buena .
Comentarios
Publicar un comentario