Universo y microuniverso.
El mundo, el globo. Todas las posibilidades y las historias que podrían llegar a haber en el mundo, son bastantes, sin duda. De todos los que son, los que serán y los que han sido, hay una cantidad exponencial de historias que ninguna se va a repetir de la misma manera que otra, con total exactitud. Si bien es cierto que existe algo que podría llamarse experiencias del común, ninguna historia concreta y completa como tal es completamente parecida a otra.
Así, todas las historias, toda la vida de cualquier persona que haya sido humana, e incluso sin contar las vidas animales porque no se puede presumir de ellos que tengan experiencias y sentido de subjetividad tal como nosotros los humanos, son únicas. Ninguna vida jamás se repite. Todas las vidas de todas las persona son un código único. Una combinación de experiencias, de circunstancias, de sucesos y de desencadenamientos singulares que nadie más podrá tener.
Juan y Carlos, por ejemplo, jamás tendrán la misma vida aunque hayan nacido en el mismo país, la misma ciudad, el mismo barrio y sus madres sean amigas cercanas. Puede que se hagan amigos cercanos, pues sus madres ya lo son, pero nada dicta ni asegura que así será. Incluso si se mantiene esa amistad, o desaparece con el tiempo, nada jamás fue fijo ni común más allá de las experiencias del común entre ellos dos. En un punto, casi seguramente, sus historias tomarán rumbos completamente diferentes. Serán vidas completamente diferentes a pesar de tener un inicio en común. Como una carretera que poco a poco se va abriendo en dos carriles apuntando a direcciones opuestas y, por tanto, diferentes.
Es por eso que nuestras vidas valen solo por el hecho de existir, de que la humanidad tenga constancia de que una nueva forma, un nuevo microuniverso, existe. Algo que jamás se va a terminar de explorar, de ninguna manera, está vivo, dentro de un planeta de roca, llamado Tierra, por esos mismos microuniversos llegando a un acuerdo de algo que llaman 'social' para algo que llaman 'comunicación'. Ζῶν πολιτικὸν.
Ninguna experiencia particular podrá ser compartida por más de un solo individuo en común. Siempre habrá algo que es único y completamente único y propio para una sola persona asignada, y es algo que podemos llamar así por la gracia divina. Es algo que nadie podrá compartir, aunque aquel que lo tenga deseara tal cosa. Es algo, es una cosa, un je ne sais quoi, que indica, de una manera un tanto implícita, que eres único, que soy único, que el ser humano es un ser único, y aunque hayan estrellas, terremotos, agujeros y nebulosas dentro del espectro universal llamado humanidad (es decir, personas célebres, personas malas, personas oscuras o personas superlumínicas), ningún microuniversos se repite. Eso es lo que los hace especiales e iguales a todos. Eso es la vida.
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