"Amarás a tu prójimo como a ti mismo"

Esta tarde estuve caminando y derivando entre mis pensamientos mientras me distraía de mis problemas con mi cuerpo. Tal vez el público no lo sepa, pero en ocasiones ayuda entender el hecho de que nosotros no somos nuestro cuerpo, sino nuestra alma, que habita dentro del cuerpo que nos es dado al nacer en la Tierra. Mientras me distraía de esas cosas que me hacen sentir un poco decepcionado de mi propia vida por estos momentos, empecé a desarrollar un pensamiento que fácilmente se puede alinear con filosofías que es probable ya existan y yo desconozca. Y es que, mientras iba yo caminando, empecé a decir cosas sobre el amor, pero no el amor romántico. Ese tipo de amor no. Hablando del amor del hermano, o lo que es lo mismo, el amor fraternal.



Partí de la premisa de que para llegar a ser una civilización mucho más consciente y mucho más potente, es necesario que, como dice el mandamiento, amemos al prójimo como a nosotros mismos. Esto es, que requerimos de amarnos y amar al otro, amar la otredad y no emocionar con envidia. La envidia es algo natural, es un sentimiento natural, pero responder o actuar con envidia termina siendo pecaminoso, incluso si no estoy tan de acuerdo con tachar algo como pecado o como bonanza de santidad. Es porque tenerle envidia a algo o a alguien solamente va a pudrir el alma, y va a llevar a que alguien, en su consciencia, crea que, entonces, estaría bien hacer algo por tener/ser eso que envidian.

Cabe aclarar una diferencia crucial en todo esto. La diferencia entre 'sentimiento' y 'emoción'. El 'sentimiento' es aquello que, como su nombre bien indica, sentimos en nuestra alma. Por eso se dice "estado de ánimo". Mientras que, por otra parte, la forma en la que actuamos es lo que se conoce como la 'emoción', no solamente en términos psicológicos o psicoterapéuticos, sino desde su raíz etimológica.

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Ambas capturas tomadas desde https://etimologias.dechile.net

Entonces entendiendo que lo que nos falta es amar, también es crucial comprender cómo llegar a amar, y es ahí donde entra la virtud, lo que muchos filósofos griegos clásicos hablaban, no todos, pero sí los que vienen después de Sócrates. Esencialmente siempre se ha enseñado que es a partir de Sócrates, y de ahí Platón y también Aristóteles, que lo que se busca en esta filosofía humanista helénica clásica es hallar la virtud y actuar de acuerdo a esta virtud pensada, o, digamos, idealizada. Lo que se conoce como ἀρετή, es lo que los filósofos griegos clásicos mencionaban al intentar exponer que se debe actuar de acuerdo a unos principios éticos para llegar a la ευδαιμονία, o felicidad, que es otro valor esencial en el buscar y hallar del alma para liberarla del cuerpo. Si tomamos estos valores y los convertimos a la modernidad, entendiendo que en la modernidad ha habido una imparable decadencia de valores, entonces podemos decir que necesitamos recomprenderlos y traerlos de vuelta para ponerse la misión, o la tarea, al hombre actual de volverse un ser lleno de amor, de amor fraternal, familiar, social y, por supuesto, amor personal, o autoestima. Se ha perdido el amor, no es mentira.

Es por eso que, en todo el camino que estuve hablando de eso solo, o mejor dicho conmigo mismo, es que me expuse que sí podría hacer sentido retomar todo esto para generar, o identificar los mismos pensamientos, una filosofía (ya existente, probablemente) del amor al prójimo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo, y es sabio. El egoísmo, la avaricia, la envidia, la arrogancia, el hedón y la indiferencia o individualización han convertido a esta sociedad en una algo decadente. Podemos recuperar los valores que se han perdido, pero tenemos que repasar y estudiar nuestra propia historia como civilización social, filosófica y política. 

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