Los conceptos.
Los conceptos. Se trata más que nada de ver cómo desarrollamos nuestras perspectivas. Se trata también de las perspectivas.
Podemos decir que una cosa es de esta manera si nos esforzamos en convencernos que es de esta manera. Podemos decir que algo es bueno, siendo malo, o viceversa. No se trata de la realidad, porque la realidad no puede ser descrita con palabras. Podemos engañarnos una vida entera y creer que algo es de alguna forma, sin dudar ni un momento en ello. Al final, puede que jamás sepamos que estuvimos engañados. Y muchas veces no es por los otros, es por nosotros mismos. Somos tan susceptibles al engaño.
Como el hecho de que digamos de una cosa, de una sencilla palabra, de ahí desarollemos millones de conceptos, y conceptos los cuales nos forcemos a cumplir o a ser parte de ellos, a tomar partidos, a tomarnos a nosotros mismos como la definición de las palabras, sin entender todavía, inmaduros, que las palabras, para nosotros, son una herramienta, pero no nuestra esencia. Son la herramienta que trata de acercarse a lo que somos, sin ser nosotros. Yo sin ser yo puedo ser lo que dicen de mí, las palabras que usan para mí, o las cosas buenas y malas que se dicen de mí, pero siendo yo soy mucho más que eso, y no necesariamente palabras. Somos más que eso. La realidad es más que palabras. Necesariamente es más que palabras.
Muchas veces vivimos dopados con la multimedia que se ha creado en estos últimos años, pero la realidad es aparte a todo esto. Un verdadero alivio es una verdadera desconexión, porque todo está meticulosamente diseñado para mantenernos drogados con el consumo de contenido. Debemos parar las pretensiones, las mascaras que pretenden apoderarse de nuestro rostro y nuestra alma, y ser auténticos. Ser auténticos significa rendir honor a nuestras propias experiencias, no forzar ni imitar las demás experiencias. Podemos idealizar que algo suceda, pero entonces ignoraríamos la naturaleza propia de que algo tenga que suceder por fuerza natural.
Sean auténticos, ríndanse tributo, ámense y ámense los unos a los otros. No dejen que la multitud les dé la máscara a ponerse, sino descubran su rostro natural y fabriquen sus propias mascaras.
Comentarios
Publicar un comentario