Una reflexión particular en Navidad

En estos momentos en particular me quiero dedicar a la reflexión, más específicamente a reflexionar acerca de muchas cosas que, particularmente a mí, me han perturbado en todo este tiempo. Ya sé que es Navidad. Ya sé que es un día especial, pero debo comentar muchas cosas que han pasado por mi cabeza, y siendo que la última entrada a la fecha es del 6 de octubre, lo amerita.

La anterior imagen es un pasaje del videojuego Alto's Oddysey. Un videojuego muy significativo para mí, ya que, para mí, no es simplemente un videojuego, es una herramienta de meditación. Es una manera de mediar entre mi yo consciente y mis miedos, mi yo inconsciente. Es una manera de respirar, de calmarme, y de ascender a un estado superior de consciencia, donde el miedo, la ansiedad, la ira y el odio no existe. Tal vez solamente exista la admiración, la apreciación, la inocencia y la admiración, pero más que nada, la serenidad. Son de esos momentos que son realmente valiosos porque una vez que se van, son los momentos que más se suelen extrañar. 

Para mí, la paz mental y corporal no tiene precio. Hacer las cosas con una paciencia y una calma de que todo está bien, y así mismo, todo va a estar bien, que todo está bajo control, y desde la propia narrativa individual, es algo muy apreciable. Es especial, y es la forma más alta de existencia, la forma más alta de vivir, y de experimentar al mundo. 

Es en esos momentos donde, aunque no digo que no existan problemas, esos mismos problemas se reducen a un menos, ya que, sinceramente, los problemas se perciben el doble de peor cuando se tiene miedo del futuro o vergüenza del pasado. El presente no nos provoca ninguna de estas emociones negativas, que aceleran al corazón y lo detonan para actuar como si estuviera amenazado de muerte. Es, pues, debido a que el presente evoluciona constantemente y es la forma constante del mismo. Es su naturaleza evolucionar, así que hablar de lo que pasó o de lo que va a pasar es salirse de la fina línea de la definición y experimentación del presente. Si bien podemos pronosticar, es hablar de lo que no ha sucedido. Si bien podemos atestiguar, y por ende relatar, es hablar de lo que ya sucedió, y eso jamás es el presente. Si nos concentramos solo en el presente, la muerte no existe. Si nos concentramos solo en el presente, la noche (o el día, si fuera el caso) no existe. Sabemos que existen porque las hemos visto nacer, las hemos visto manifestarse, pero no es algo que suceda ahora.

Es en esa fina línea que la paz se encuentra. En esa misma fina línea, todo suele ser calmo, y solamente el que sufre en constante movimiento a la par del presente puede sufrir, pues la mayoría de los problemas y ansiedades mentales de una persona neurotípica se disipan ante el presente. Es como si Dios se manifestar para desvanecer los miedos y las penas. 

Así mismo es como el videojuego «Alto's Oddysey» es que me ha ayudado, y así es como lo percibo. Es de esto de lo que quería reflexionar, de la paz que nos da vivir en el presente, aunque inclusive yo no aplico esta misma enseñanza y esta misma lógica para mi vida todos los días, sigue siendo muy valiosa, y no considero que algún argumento pueda desmentirla. Así, los budistas (aunque, he de destacar, soy más a favor del budismo zen) tienen razón, siempre la tuvieron. En este sentido, claro. En otros sentidos de su filosofía, es algo más complejo, que tal vez abarque de manera superficial en otra entrada.


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