Sobre lo que hago. Sobre lo que hacemos.

De vez en cuando me pongo a considerar lo que he aprendido en días enteros. Es decir, me pongo a pensar y a meditar sobre lo que aprendo en el día, cotidianamente. No es algo que sea una actividad rutinaria, sino cuando me sorprende lo que he aprendido, o cuando mis propias capacidades intelectivas me sorprenden. Y es que muchas veces, debo admitir, le resto valor a lo que soy capaz de saber, y, propiamente, a lo que sé.

Sin embargo, cuando estoy en un mood introspectivo y decido mirar lo que sé, lo que he aprendido y sobre mis capacidades, me suele sorprender (y seguramente lo que los lectores de esta entrada sepan y aprendan también les sorprenda de sí mismos). Ya que no es algo que suela hacer con frecuencia, me doy cuenta de que, a pesar de que suelo desestimar mis conocimientos sobre distintas materias y distintas índoles, no soy tan ignorante como pensaba que era. No soy tan falto de habilidad como me había hecho creer, debido a las fallas, a los fracasos o a las faltas. Muchas veces, todas las personas, nos exigimos cosas que no son realmente realistas, valga la redundancia, sino nos exigimos como si nos estuviéramos midiendo por la vara de "ser perfectos", sin serlo. Todo ser humano, y es algo que muchos podrán comprobar, ya que, a través de evidencia empírica, i.e. la experiencia, en su vida y en otras cosas, aprende de los errores de intentar cuando está en un proceso de aprendizaje y de crecimiento cognitivo. Tal como un bebé cuando tropieza dando sus primeros pasos, es una analogía perfecta para ejemplificar y matizar lo que se quiere dar a entender con ello. Tropezamos en nuestro camino de aprender. Yo he tropezado, y muchas veces por esos tropiezos me doy por vencido, y asumo que no sirvo para aquello que estoy aprendiendo.

Fuente: https://www.evorumbo.com/las-4-claves-para-tener-una-vida-con-sentido/

No obstante, eso no quiere decir que no me dedique a aprender nada a pesar de los errores. De hecho, cuando siento que soy más confidente en una índole o materia específica del conocimiento humano (como, podrán intuir, los idiomas), a pesar de los errores y desaciertos, me sigo convenciendo de que puedo aprender, y finalmente lo consigo. Sencillamente en cosas que no se me facilitan tanto como esto, a lo cual considero que tengo una habilidad innata, como que mi cerebro está predefinido para entender eso de una manera más sencilla y con mayor rapidez, me rindo más fácil. La cuestión va más ligada a una falta de disciplina, y una dependencia casi total a la motivación o al placer de saber. Eso quiere decir, muchas veces, que el motivo por aprender no está dado por un deseo real de querer aprender, y sacrificarse por saber, sino por demostrar que se sabe, incluso si nunca llega la oportunidad de hacerlo (la eucairia (se pronuncia 'eukária') (un neologismo que he inventado. Tiene el mismo matiz de 'oportunidad', pues viene del griego εὐκαιρία, que traduce, literalmente, oportunidad) (no confundir con eucaria)). 

El mensaje es a que, si alguien realmente quiere dedicarse a aprender algo, que lo hagan realmente porque quieren aprender eso, y no solamente por 'el placer de aprender'. Muchas veces la falta de motivación, o, debería decir, la ausencia y falta de disciplina en aprender o conseguir algo es porque realmente no se tiene la intención de querer aprender eso. Era solamente un capricho, un gusto, una intención que nació motivada de compararse con lo que otros saben. Hay dejar a los demás hacer su labor y competir consigo mismo, en lugar de con los demás. Cuando realmente se está dispuesto a aprender algo, se tendrán las ganas, y la disciplina, yuxtapuesto al esfuerzo que requiere ponerse manos a la obra, ser disciplinado, no costará tanto, porque hay un motivo real para hacerlo, más allá de lo superficial

Esa palabra es clave; "superficial". Si se trata de solamente aparentar saber o tener la habilidad de algo, lo que significa que es una motivación, de hecho, superficial, entonces será mucho más difícil querer motivarse a conseguirlo. Si algún cercano, no realmente tanto de confianza, sugiere que se debe aprender algo en específico porque, según ellos, va a traer beneficios o mejoras, habrá de cuestionarse sí mismo si realmente estos beneficios son beneficios para sí, o si realmente va a ser útil de algo, si realmente va a valer de algo para sí mismo el esfuerzo y toda la inversión de éste y el tiempo, o por el contrario solamente es una fracción de la historia contada por el que sí le ha servido, y no por un narrador universal. Con ello, quiero fomentar a que nadie se deje motivar por alguien si sus consejos no resuenan realmente con lo que se está buscando en la vida. Para ello, muchas personas tienen que definir, con límites claros y de manera precisa, seria y directa, su sentido de la vida. Deben responder muchas preguntas personalmente, y así mismo deben cuestionar todas las cosas que hacen, piensan, ambicionan, renuncian y aspiran. 

Se trata de que las cosas que se hacen, y el valor personal, son cosas sumamente personales, que nadie más debería definir, ni nadie debería permitir que nadie los defina por ellos. Cada persona debe saber definir su valor como persona, lo que les da valor (incluso si ignoran que todos ya tienen un valor intrínseco por el mismo hecho de existir), la razón por la cual están vivos y qué vinieron a hacer al mundo. Ninguna cosa, si no es inmoral o antiética, debe ser puesta en tela de juicio si hace feliz al que aspira a ello. Ningún método para conseguir lo que se quiere y lo que se busca, si no frustra a los demás, et idem del anterior, debe ser limitado o juzgado negativamente. Pendant que tu fais tes affaires, laisse les autres faire les leurs. Tant que personne te blesse, ne blesse personne. 

Link a mi podcast: https://open.spotify.com/show/1m6JFB3dW3FAYx3bfVkO2N?si=ab78240ee1434fd0

Comentarios

Entradas populares