Sobre las adaptaciones directas de las palabras griegas
En esta entrada quiero hablar de algo particular que se me vino a la mente explicar mientras me daba una caminata por la ciudad. Se trata de algo que no es realmente complejo, porque se puede explicar y entender de manera sencilla, pero que, a su vez, refleja la simplicidad con la que la gente se toma las palabras griegas (lo que, a lo mejor, explique la cantidad de palabras híbridas entre el latín y el griego que existen, aunque sin que eso signifique que esté mal).
¿Qué significan las adaptaciones directas de las palabras griegas?
Para entender mejor a lo que me refiero, hay que dejar en claro algo que, tal vez, para algunos no sea tan claro, y es la manera en la que las palabras griegas de todos los días, de uso frecuente, aunque sin darse cuenta muchas personas, llegan a nuestra lengua, el español.
Como bien ya muchos saben, el español es una lengua romance. Esto quiere decir que es una lengua derivada del latín, viene del latín, su origen está enraizado en el latín. Esto significa que la mayoría del vocabulario y de la gramática tienen influencias directas del latín, porque es una forma "moderna" de hablar el latín, evolucionada por el vulgo, es decir, por el pueblo. La forma más evolucionada, junto con otras lenguas romances, de hablar el latín no culto.
Por ende, las palabras que tenemos presentes en el español, muchas veces, provienen del latín, y esto también aplica para las palabras de origen griego. No es secreto para nadie que el latín tomó prestadas muchas palabras de origen griego, originales del griego, tales como mechanica, technica, theologia, schola o oeconomia. Estas corresponden, en griego, a μηχανική, τεχνική, θεολογία, σχόλα y οἰκονομία. En español, son, como ya se pudo haber intuido, 'mecánlca', 'técnica', 'teología', 'escuela' y 'economía'.
Pero, así mismo, se puede notar que esas palabras en español no fueron tomadas directamente del griego, sino pasaron al español a través del latín. Siempre me gusta hacer una evolución en 4 factores, desde el griego clásico (original), pasando por el latín clásico (adaptación), después por el latín eclesiástico (evolución) y finalmente hasta el español (evolución final). Por ejemplo, tomemos una palabra súper famosa, y súper útil para esto: Filosofía.
Como se puede ver en el ejemplo, empieza desde la palabra original en griego, φιλοσοφία, que al latín se translitera y pasa como philosophia, que, a su vez, en la misma forma, pero con una pronunciación distinta (ver pronunciación), sonando más como lo que en español terminaría siendo 'filosofía'. Es decir, no tomamos directamente la palabra del griego. Si así fuera, seguramente diríamos algo más como 'pilosopía'.
Y esto mismo se aplica con muchísimas palabras. En resumen, la grandísima mayoría.
Pero hay excepciones, y estas excepciones son cuando el español sí toma palabras directamente del griego, sin someterlo a latinización. Puede darse porque la palabra original tenía más bien una traducción más precisa en latín, por lo que no hizo falta latinizar algo que los romanos ya concebían en su propio lenguaje, o porque sencillamente se quería tomar el término griego a toda costa (en cuyo caso, muchas veces, también se suele someter a ese proceso de latinización progresiva). Así, tenemos dos populares términos que fueron tomados al griego, y no se adaptaron: Kairós y pathos. De todas formas, hay muchísimos más, pero esos dos son ejemplares.
Sobre kairós y pathos.
Con estas palabras, podemos dar un pequeño repaso a las razones por las cuales muchas veces algo que debería ser regular, no lo es (como el problemita, la piedrita en el zapato, de mu, nu y upsilon).
Para empezar, me gustaría mostrar cómo sería el proceso adecuado de estas palabras en su evolución hasta llegar al español. Vamos a empezar con kairós:
- La palabra original griega es καιρός.
- Al latín, seguramente habría pasado como caeros, considerando que muchas veces, el diptongo αι es transliterado en latín como ae.
- De ahí, al pasar al latín eclesiástico, este diptongo se empieza a pronunciar como una e, y en muchas ediciones escritas, se empieza a formar una ligadura. Además, la C frente a este diptongo suena como si estuviera frente a una E, así que suena /tʃ/. Por ende, quedaría cæros.
- Así, al español pasaría como 'ceros'… Pero eso significa algo distinto (quizás el plural de la palabra 'cero', que refiere al número 0).
Ahora vamos con la otra. Vamos con pathos:
- La palabra original griega es πάθος.
- Al latín, seguramente pasaría como pathos.
- De ahí, al pasar al latín eclesiástico, la combinación th se provocaría simplemente como una t, por lo que suena más bien como 'patos'.
- Al español, pasaría exactamente así: 'Patos'… El detalle es que eso ya refiere a otra cosa: El plural de 'pato'.
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Como se puede dar cuenta, muchas veces esas palabras se adoptan directamente por conveniencia, porque muchas veces la palabra correctamente evolucionada daría espacio para malinterpretaciones, y aunque eso se puede solucionar tomando la palabra que ya los romanos usaban (en el caso de kairós y pathos, sus equivalentes latinos eran, respectivamente, opportunitas y passio), seguramente se toma la palabra griega por su significado particular, por dar matices.
Eso no significa que esté mal (por eso menciono lo de mu, nu, upsilon), sino que es algo particular que se sale de la norma, de lo común. Pero si quisiéramos adherirnos a algo regular, que no se salga de la norma, entonces lo que corresponde en ese caso es usar directamente los equivalentes latinos de esas palabras. Seguramente, y muchas veces, sorprende lo que una palabra cotidiana significaba para los griegos, como es el paso de pathos, que por eso "La Pasión de Cristo" en griego es "Ἄγια Πάθη" (latinizado, es Hagia Pathē).
Posible conclusión.
Para concluir esta entrada, hay que repasar. Sabemos que muchas de las palabras griegas que vemos en español realmente tuvieron que pasar por un proceso en donde primero las adapta el latín, y de ahí pasa al español. Muy rara vez las palabras griegas pasan directamente a las lenguas romances, u otras lenguas. Muchas veces sucede que primero tienen que pasar por el latín, y después el latín eclesiástico, para que lleguen a otras lenguas con su forma y pronunciación correspondientes.
Así, muchas veces, para adaptar una palabra griega al español que no ha sido históricamente adaptada, se tiene que realizar el mismo proceso (tal vez haga una entrada respecto a eso). Es decir, el proceso de que la palabra griega pase por la evolución a través del latín antes de llegar, p. ej., al español.
Esto no significa, igual, que tomar palabras directamente del griego, por como lucen, y solamente directamente desde el griego (y en especial sin considerar la pronunciación. Por eso es horrible ver que algunas personas dicen 'apeirón' o 'politeia'), sino que se sale de lo normativo, de lo regular. Lo que sí podría estar mal sería tomarlas de manera completamente arbitraria (o sea, como en los dos ejemplos anteriores, adaptar sin ni siquiera considerar la pronunciación).
Con eso creo que se puede sacar bastante provecho de lo que se sabe respecto a la relación del latín y el griego en este aspecto. No es para menos cuando se dice que "Graecia capta ferum victorem cepit, et artes intulit in agresti Latio".
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